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Desde hace tiempo se reconoce que en la configuración de la identidad de género intervienen, además de factores biológicos y genéticos, otros elementos simbólicos, psicológicos, sociales, culturales y estrategias de poder, que también condicionan la construcción de la identidad personal. El término trans designa todas las personas que no se identifican con el género que socialmente se asigna a su sexo. El concepto social de identidad de género ha tendido a exaltar unos modelos estándar de perfección y rechazar aquellos que difieren de la mayoría a través de diferentes estrategias, entre ellas la patologización de las diferencias. El sufrimiento que el rechazo social provoca en las personas con identidades y expresiones de género diferentes refuerza esta consideración de conducta anómala y perpetúa un modelo estándar único y, en consecuencia, la estigmatización de estas personas. El proceso de aceptación de la identidad de género es un camino personal conflictivo al que se le suma una importante presión social, estigmatización, discriminación y, en ocasiones, violencia. Estos conflictos son más evidentes en la infancia y adolescencia, las etapas de mayor vulnerabilidad, mediante las coacciones que pueden recibir, tanto en la escuela como en el entorno familiar, para impedir que expresen conductas distintas de las socialmente aceptadas para el género asignado dentro de una concepción binaria estricta. Hay, pues, un debate en profundidad sobre cómo detectar, tratar y evitar estos conflictos. En este curso pretendemos realizar un análisis y reflexión sobre esta temática y sobre los términos y conceptos implicados: Identidad, Género, Transexualidad. Analizar las respuestas en el ámbito social y escolar y finalmente dar voz a los implicados.