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La atención a los pacientes con enfermedades crónicas ocupa el primer plano del debate sanitario. Esta presencia se justifica en parte por el impacto social. El año 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas hizo una cumbre extraordinaria para tratar la problemática mundial de las enfermedades no transmisibles, identificando problemas tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo. Las enfermedades crónicas tienen impacto social independientemente de la riqueza.

Además, las organizaciones sanitarias deben ser cada vez más transparentes, por lo que deben reordenar todo el proceso asistencial relacionado con la atención a la cronicidad. Desde el punto de vista de la sostenibilidad también es pertinente ocuparse de la manera como se responde a las necesidades de la atención a la cronicidad: la minimización del desperdicio de recursos es crucial.

Ahora bien, el argumento más sólido lo podemos encontrar en la obligación de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos más vulnerables (en relación con las enfermedades crónicas): personas mayores, las propias enfermedades crónicas, la pobreza o la soledad.

Los seis bloques temáticos del programa pretenden abrir el debate sobre aspectos técnicos pero, sobre todo, sobre aspectos no estrictamente sanitarios pero que tienen un impacto muy grande en el proceso asistencial