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Hacia los nuevos signos de la ciudad global del Siglo XXI. ¿Arquitectura o pato?
30 de Junio, 1 y 2 de Julio de 2010
- Gratuito
- CUIMPB
- 30/06/2010 - 02/10/2010
En estos momentos no es posible inscribirse a este curso.
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A finales de la década de los setenta, el arquitecto Robert Venturi enunciaba a través del pato, ENL, su escrito teórico Learning from Las Vegas, como el edificio que se transformaba en la ciudad en un símbolo consumible, una imagen banal. Se trataba de una primera advertencia, pero la arquitectura los mass media y la era de la globalización ya ha utilizado estos símbolos hasta agotar sus contenidos. El pato como producto de la arquitectura de star system a la que nos vemos abocados.El presente curso pretende retomar la constante y difícil polémica entre arquitectura y poder, desde los tiempos del inicio del proyecto del neoclasicismo hasta nuestros días, insistiendo en la degeneración del proceso de significación de la arquitectura de los últimos años. Barcelona es un buen ejemplo.
La invención del arquitecto representa inaugurar la relación con un cliente en particular para decidir la capacidad y los límites de su trabajo. Quiere obtener en cambio la fama que se consigue con el trabajo y la perseverancia y el ingenio de la innovación.
Muy pronto la fama cruzará fronteras y creará necesidades. El poder sentirá la necesidad de poseer aquella obra que cree que lo dignifica y amplía su prestigio dándole credibilidad. La arquitectura comienza a ser usada como forma política que representa a los ojos del mundo otra clase de status. Aquel que avala la obra que el poder exhibe a los ojos del mundo.
Riqueza material, capacidad organizativa, exhibición cultural, gestión de medios productivos, dominio de los utensilios necesarios ... todo se vierte en el edificio que será inaugurado con toda la pompa posible. Cada circunstancia presenta tensiones diferentes y posibilita diferentes jeroglíficos que el curso tratará de resolver desde ejemplos canónicos que se pueden remontar a la época del barroco, pasando por los arquitectos de renombre de la modernidad y terminando con una mención especial de la realidad barcelonesa de los últimos años.
Monarquías absolutas en busca de un prestigio que asegure la preponderancia de sus estados en el mundo, instituciones académicas con una voluntad de sobrepasar a sus vecinos o reivindicaciones nacionalistas que posibilitan la apariencia de intercambios necesarios. La historia demuestra que es propia de países subdesarrollados la voluntad de que su imagen se parezca a la de sus parientes industriales y aspiran a que la arquitectura pública sea reconocida como una marca de la casa que su economía no puede ofrecer a los ojos del mundo. Quieren estar figurativamente al día aunque su retraso quede enmascarado. Este es el campo de cultivo de unas interacciones que, desde el tiempo del barroco, hicieron que los arquitectos viajaran lejos y que su trabajo tuviera que enfrentarse tanto con la disciplina como con contextos extraños. Entre la colonización y la interpretación, la arquitectura se transformaba en una herramienta de poder que podía dejar contentos a muchos y decepcionados a otros.
En el desierto de la realidad global, las cosas han cambiado. Ahora son las empresas privadas aliadas de una u otra manera con el capital público, con un descaro preocupante, las que favorecen intervenciones de todo tipo desde programas especulativos. Hoteles, centros de negocios, edificios corporativos etc. necesitan de aquel a quien antes se llamaba a dignificar colectivamente, a beneficiarse del éxito privado desde la óptica del beneficio. El poder ha perdido la partida del control pero obtiene beneficios paralelos. Del prestigio del arquitecto se pasa sin solución de continuidad al prestigio de la empresa y el de la institución en el poder que lo acoge y que sin duda pondrá todas las facilidades para la normativa no se tenga cuidado o los usos se modifiquen o incluso se cambie el plan general de la ciudad. El nuevo edificio será una atracción turística más en el enmarcado de la cultura y todos contentos. La única perjudicada en este panorama es la arquitectura y la ciudad que la acogerá, que pierde identidad y posibilidades urbanas de mejorar la vida de sus habitantes, se descalifica, pierde la imagen que durante siglos el tiempo había construido sin sustituirla por una de mejor. El diálogo y la disciplina han desaparecido y la mudez es la realidad que nos empobrece. Ni el silencio nos queda.
La invención del arquitecto representa inaugurar la relación con un cliente en particular para decidir la capacidad y los límites de su trabajo. Quiere obtener en cambio la fama que se consigue con el trabajo y la perseverancia y el ingenio de la innovación.
Muy pronto la fama cruzará fronteras y creará necesidades. El poder sentirá la necesidad de poseer aquella obra que cree que lo dignifica y amplía su prestigio dándole credibilidad. La arquitectura comienza a ser usada como forma política que representa a los ojos del mundo otra clase de status. Aquel que avala la obra que el poder exhibe a los ojos del mundo.
Riqueza material, capacidad organizativa, exhibición cultural, gestión de medios productivos, dominio de los utensilios necesarios ... todo se vierte en el edificio que será inaugurado con toda la pompa posible. Cada circunstancia presenta tensiones diferentes y posibilita diferentes jeroglíficos que el curso tratará de resolver desde ejemplos canónicos que se pueden remontar a la época del barroco, pasando por los arquitectos de renombre de la modernidad y terminando con una mención especial de la realidad barcelonesa de los últimos años.
Monarquías absolutas en busca de un prestigio que asegure la preponderancia de sus estados en el mundo, instituciones académicas con una voluntad de sobrepasar a sus vecinos o reivindicaciones nacionalistas que posibilitan la apariencia de intercambios necesarios. La historia demuestra que es propia de países subdesarrollados la voluntad de que su imagen se parezca a la de sus parientes industriales y aspiran a que la arquitectura pública sea reconocida como una marca de la casa que su economía no puede ofrecer a los ojos del mundo. Quieren estar figurativamente al día aunque su retraso quede enmascarado. Este es el campo de cultivo de unas interacciones que, desde el tiempo del barroco, hicieron que los arquitectos viajaran lejos y que su trabajo tuviera que enfrentarse tanto con la disciplina como con contextos extraños. Entre la colonización y la interpretación, la arquitectura se transformaba en una herramienta de poder que podía dejar contentos a muchos y decepcionados a otros.
En el desierto de la realidad global, las cosas han cambiado. Ahora son las empresas privadas aliadas de una u otra manera con el capital público, con un descaro preocupante, las que favorecen intervenciones de todo tipo desde programas especulativos. Hoteles, centros de negocios, edificios corporativos etc. necesitan de aquel a quien antes se llamaba a dignificar colectivamente, a beneficiarse del éxito privado desde la óptica del beneficio. El poder ha perdido la partida del control pero obtiene beneficios paralelos. Del prestigio del arquitecto se pasa sin solución de continuidad al prestigio de la empresa y el de la institución en el poder que lo acoge y que sin duda pondrá todas las facilidades para la normativa no se tenga cuidado o los usos se modifiquen o incluso se cambie el plan general de la ciudad. El nuevo edificio será una atracción turística más en el enmarcado de la cultura y todos contentos. La única perjudicada en este panorama es la arquitectura y la ciudad que la acogerá, que pierde identidad y posibilidades urbanas de mejorar la vida de sus habitantes, se descalifica, pierde la imagen que durante siglos el tiempo había construido sin sustituirla por una de mejor. El diálogo y la disciplina han desaparecido y la mudez es la realidad que nos empobrece. Ni el silencio nos queda.
30/06/2010 - | |
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09:30 - 09:45 |
Hacia los nuevos signos de la ciudad global del Siglo XXI Joan Fuster Sobrepere Director acadèmic del CUIMPB - Centre Ernest Lluch Josep M. Rovira Director del curs |
09:30 - 14:30 |
Hacia los nuevos signos de la ciudad global del Siglo XXI El capitalisme globalitzat del segle XXI Francesc Granell Rem Koolhaas a la Xina, (s.XXI) Paolo Sustersic Peter Eisenman i el Memorial Jueu de Berlín (2005) Antonio Pizza El deliri de Dubai (s.XXI) Luís Ortega |
16:00 - 19:30 |
Hacia los nuevos signos de la ciudad global del Siglo XXI Vieira i el Museo de Arte Contemporáneo a Santiago de Compostela Xerardo Estévez Siza
Herzog & De Meuron. CaixaForum a Madrid Ramón Faura Taula rodona: Barcelona i les estrelles Enrique Granell, Joan Fuster Sobrepere, Ignasi Fainé, Carme Pinós i Josep Maria Rovira |
09:30 - 14:00 |
Hacia los nuevos signos de la ciudad global del Siglo XXI Richard Meier i el MACBA. Barcelona, 1992 Josep M. Rovira Norman Foster i la Torre de Collserola. Barcelona, 1992 Carles Serra Jean Nouvel i la Torre de les Aigües de Barcelona Carolina B. Garcia |
09:45 - 14:30 |
Hacia los nuevos signos de la ciudad global del Siglo XXI Arquitectura i meravelles Llàtzer Moix Bernini a París, (1665) Daniela del Pesco La imatge neobarroca de Sant Petersburg (s.XVIII) Aurora Scotti |
16:00 - 19:30 |
Hacia los nuevos signos de la ciudad global del Siglo XXI Frank Lloyd Wright a Japó. Hotel Imperial de Tokio, (1915) José Ángel Sanz * Le Corbusier "modernitza" l'Índia. Palau de Justícia i Assemblea de Chandigarh, (1951 1955) Jean Louis Cohen Louis Kahn. Complex governamental de Dhaka, Bangladesh, (1962 1983) Cèlia Marín
Taula rodona: Política, institucions i arquitectura |
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